Megalania, Un enorme pariente del dragón de Komodo, acecha a una manada de marsupiales herbívoros gigantes. /Ilustración: Laurie Beirne.

La desaparición de los reptiles depredadores gigantes del Pleistoceno en Australia desencadenó una cascada de extinciones exacerbadas por el ser humano.

Megalania (Varanus priscus), Un enorme pariente del dragón de Komodo, acecha a una manada de marsupiales herbívoros gigantes. /Ilustración: Laurie Beirne.

No hace falta remontarse al Carbonífero o a la era de los dinosaurios para vislumbrar un mundo extraño y raro comparado con el actual.

Hace no tanto tiempo la mayor parte de la Tierra estaba poblada por leones de dientes de sable y otros poderosos mamíferos en su superficie emergida. Sin embargo, en Australia la cosa era distinta en la misma época.

Esta antigua parte de Gondwana, ya separada del resto de supercontinente, estaba dominada por serpientes monstruosas y reptiles depredadores gigantes o Megalania, que eran venenosos. Según los autores de un nuevo estudio expuesto en el congreso anual de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados por Gilbert Price en Brisbane, la desaparición de estos animales hizo hueco en los ecosistemas para que aparecieran mamíferos depredadores y sentó las bases de una crisis de extinción que fue exacerbada por la llegada de los europeos hace 200 años.

Al parecer, entre la expansión de la agricultura, que cambió el paisaje, y los depredadores que trajeron los europeos no hubo forma de que muchas especies nativas pudieran escapar de la extinción.

La nueva imagen de la Australia de entre hace 25 millones de años hasta hace sólo 100 000 años aparece después de que el paleontólogo Gilbert Price (University of Queensland, St. Lucia) y sus colaboradores estudiaran la literatura científica sobre los fósiles que se han ido descubriendo en Australia de esa época durante los últimos 15 años.

Han podido recrear una Australia con una biodiversidad que en esa época era mayor de lo que se creía. Así, los Megalania (Varanus priscus) eran similares a los actuales dragones de Komodo, pero pesaban 200 kilos y tenían de tres a cuatro veces el tamaño de los modernos. Los cocodrilos vivían en tierra firme y tenía largas patas sobre las que caminaban. También estaba Diprotodon optatum, un “wombat” de 3000 kilos de peso.

Es excitante pensar en una región del mundo dominada por reptiles hasta tiempos tan recientes.

Esta idea ya fue propuesta en los años noventa del pasado siglo, pero fue apartada en favor de otras ideas que se fijaban más en los mamíferos depredadores, como el león marsupial o Thylacoleo carnifex. Pero las pruebas paleontológicas señalan que la isla continente estaba dominada en su lugar por depredadores que eran reptiles.

La mayor parte de estos grandes reptiles y los pocos grandes mamíferos carnívoros desaparecieron completamente hace 40000 años, justo tras la llegada del ser humano al lugar y posiblemente debido a un cambio climático.

Sólo quedaron depredadores mamíferos de mediano tamaño, como el tigre de Tasmania o el diablo de Tasmania en el papel de cumbre de la pirámide alimenticia.

La situación empeoró cuando hace 4000 años los seres humanos introdujeron el dingo, un mamífero placentario procedente de Asia y que no es más que un perro. Este animal era más efectivo a la hora de la caza que los locales tigres y demonios de Tasmania y estos fueron desplazados rápidamente.

La puntilla fue la introducción por parte de los europeos de gatos y zorros en los últimos 200 años, que fueron los que causaron la mayor parte del daño.

Estos animales devastaron las poblaciones de pequeños marsupiales que evolucionaron junto a los reptiles depredadores de antaño. Estos pequeños seres no pudieron resistir la presión de unos depredadores placentarios que eran mucho más inteligentes y efectivos que los depredadores junto a los que habían evolucionado.

Según Price su investigación demuestra que no es normal para Australia estar dominada por depredadores que sean mamíferos placentarios reinan en ausencia de los gigantes extintos del pasado.

El dingo fue posiblemente el responsable de la extinción del tigre de Tasmania y de la pérdida del diablo de Tasmania. Pero los gatos y zorros están implicados en la pérdida de 28 a 30 especies de especies y subespecies de mamíferos marsupiales en los últimos 200 años. Eso significa una extinción del 50% de las extinciones de mamíferos a nivel mundial, lo que es un desastre ecológico absoluto, según este investigador.

Y todo empezó con la desaparición de los reptiles de la era del hielo. “Todavía estamos encarando la caída ecológica de su pérdida”, añade.