En la ilustración, un ejemplo de los anillos circulares que puede dejar tras de sí una supernova. En este caso, se trata de de 1987A, cuya explosión fue observada ese año - NASA/CXC/A. Hobart

En la ilustración, un ejemplo de los anillos circulares que puede dejar tras de sí una supernova. En este caso, se trata de de 1987A, cuya explosión fue observada ese año – NASA/CXC/A. Hobart

La principal hipótesis que se maneja es la de un remanente de supernova intergaláctica

Un misterioso anillo circular situado cerca de nuestra galaxia vecina podría ser el primer caso conocido de un remanente de supernova intergaláctica: una estrella que explotó hace hasta 7.000 años y cuya posible ubicación, en la Gran Nube de Magallanes (LMC), sugiere un origen previamente no observado.

Publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, el autor principal, el profesor Miroslav Filipovic de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Western Sydney, señaló que el descubrimiento plantea muchas preguntas sin respuesta.

Cuando descubrimos originalmente este objeto de radio casi perfectamente circular, pensamos que era otro ORC (círculo de radio extraño), pero después de nuestras observaciones adicionales, quedó claro que es mucho más probable que este objeto sea otra cosa”, señaló Filipovic en un comunicado.

El anillo descubierto tiene diferencias significativas con los otros cinco ORC conocidos: un índice espectral de radio más plano, la falta de una galaxia central prominente como posible anfitrión y un tamaño aparente más grande, que sugieren que puede ser un tipo diferente de objeto.

La explicación más plausible es que el objeto es un remanente de supernova intergaláctica debido a una estrella que explotó que residía en las afueras de la Gran Nube de Magallanes, que había sufrido una supernova de tipo Ia degenerada única que implica la explosión de dos estrellas que orbitan entre sí”, dijo el profesor Filipovic.

Sin embargo, consideramos otros escenarios, como que este objeto podría representar un remanente de la actividad de superllamarada de una estrella cercana de la Vía Láctea (a solo 190 años luz del sol) que ocurrió hace solo unos pocos siglos, o la premisa que de hecho puede ser un ORC mucho más grande”, añade.

Lo que potencialmente descubrimos es un remanente único de supernova que se ha expandido a un entorno intergaláctico enrarecido, un entorno que no esperábamos encontrar en un objeto de este tipo. Nuestras estimaciones apuntan a una edad de aproximadamente 2.200 a 7.100 años”.

J0624-6948 se detectó por primera vez con el Australian Square Kilometer Array Pathfinder (ASKAP) administrado por CSIRO, uno de varios radiotelescopios de nueva generación que están revelando características hasta ahora desconocidas del universo.

Estos nuevos radiotelescopios pueden captar una variedad de objetos esféricos y, debido a los efectos combinados de alta sensibilidad, buen muestreo espacial y cobertura de área amplia, están enriqueciendo nuestra comprensión del universo”, explica Filipovic en el comunicado.

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