Solemya lucifuga, primitivo molusco que vivió en las costas chilenas durante el Mioceno

Solemya lucifuga

El descubrimiento fue publicado en la prestigiosa revista Journal of Paleontology por Leonardo Pérez Barría, Paleontólogo del Museo Regional de Aysén, y Sven N. Nielsen, Geólogo y Profesor del Instituto de Ciencias de La Tierra de la Universidad Austral de Chile.

Solemya lucifuga

Pareciera un bivalvo común, pero este raro ejemplar pertenece a uno de los grupos más antiguos y primitivos que se conocen: los “Protobranquios Solémidos”. Estos curiosos animales han co-evolucionado “cultivando” bacterias que le ayudan a metabolizar compuestos tóxicos que serían letales para otros organismos. Prácticamente carecen de estómago y no necesitan filtrar para comer como los demás bivalvos. Parecen estar muy a gusto habitando fondos lodosos, ricos en materia orgánica y pobres en oxígeno, algunas especies incluso habitan cerca de las emanaciones volcánicas sulfurosas en el océano profundo. Es un grupo que evolucionó lejos de la luz por cerca de 470 millones de años, mucho antes que las plantas y los animales terrestres aparecieran.

Leonardo Pérez refiere a que “el particular nombre de esta especie (lucifuga) proviene del latín y hace referencia a “querer escapar de la luz”, pero también en sentido figurado “ser reticente a ser descubierta”, mal que mal en 130 años de investigación éste es el único ejemplar fósil confirmado del grupo para el Mioceno del hemisferio sur. Por otra parte, fue muy difícil retirar el sedimento que la cubría e impedía ver con claridad sus rasgos, cuestión que Jorge Bolomey, experto técnico que preparó el material, tuvo que enfrentar con paciencia y cautela soberbia quitando grano por grano para poder liberarla sin comprometer la única muestra disponible

Como señaló Nielsen “el ejemplar se halló inserto en una roca sedimentaria de la Formación Ranquil (~20 millones de años), cerca de Arauco en la Región del Biobío, en una singular “posición en mariposa”, con las valvas abiertas sin estar desarticuladas. Por la extrema fragilidad de la concha podemos saber que dicha posición solo se da cuando el animal muere y el ligamento que mantiene unidas las valvas se descompone lento y en un ambiente muy quieto (no perturbado). Algunos microfósiles de unos organismos llamados foraminíferos, hallados previamente en las mismas rocas, ayudaron a establecer la profundidad a la que el animal vivió, unos sorprendentes 1.500 metros, en la zona conocida como el Batial, y donde otros fósiles raros aún esperan para ser descritos”.

De momento la especie solo se conoce en las rocas de la costa de Arauco, aunque los científicos a cargo de la investigación no descartan su presencia, e incluso otras especies, en otras localidades geológicamente similares en Chiloé e islas del archipiélago en la región de Aysén por el sur, y la zona de Navidad cerca de San Antonio en la costa de la zona central.

Para Gustavo Saldivia, director del Museo Regional de Aysén, “la vinculación de nuestros investigadores con pares de otras instituciones fortalece nuestro aporte a la región, y en este caso particular cobra especial relevancia por los desafíos en la puesta en valor de nuestro patrimonio fósil. Este trabajo es un caso ejemplificador para mostrar que los estudios paleontológicos tienen alcances geográficos que exceden por mucho los límites políticos administrativos.

Los antecedentes ya están disponibles en las principales bases de datos de diversidad para animales marinos, incluyendo MolluscaBase y ZooBank.

El proyecto Fondecyt 1150664 “Miocene marine diversity along the coast of central to southern Chile across multiple taxa” permitió el estudio y descripción de la especie, la cual también es parte de una tesis del Magíster en Paleontología de la Universidad Austral .

Referencia: